junio 27, 2010

Pequeñas Barbies, grandes consumidoras y potenciales enfermas mentales.


La idea de escribir acerca de este tema nació cuando vi en la televisión un comercial que atrajo mi atención. No es exactamente el que muestro a continuación, pero sí hace referencia al mismo programa:








Me parece simplemente espeluznante la obsesión de estas señoras que parecen tener problemas mentales, disfrazando a sus hijas y prostituyendo su formación y su inocencia, generando huellas que pueden traer consecuencias nefastas en su vida.


Cuando somos testigos de este tipo de situaciones podemos evidenciar la sociedad tan enferma dentro de la cual vivimos. En el comercial podemos ver a una niña muy pequeña sintiendo alegría porque ganó mil dólares, es como verla poseída por su mamá ¿A qué niño normal le importa más ganarse mil dólares en vez de estar jugando con los amiguitos?





Estas pobres niñas están siendo educadas por el valor del dinero. Me parece injusto que una niña no sea educada como una persona sino como un animal de exhibición, parece que ahora es casi lo mismo tener un perro con pedigree que una hija.

Los niveles de estrés a los que son expuestas estas niñas, la presión por la perfección y la competencia pueden traer consecuencias como la anorexia nerviosa y la bulimia o la depresión y hasta el suicidio.

Está comprobado, y sigue siendo estudiado, que la presión por ser perfectos y por no fracasar, ha tenido consecuencias negativas en las generaciones más jóvenes. Está demostrado que la anorexia y bulimia no se dan sólo por el deseo de adelgazar sino por la presión que ejerce la sociedad para que seamos perfectos, para que no caigamos, para que no perdamos, para que seamos los mejores en cualquier cosa que hagamos.




En este sentido, en cada competencia estas niñas luchan por ser la mejor, por complacer a su mamá, porque valga la pena la gran inversión en los vestidos, los peinados, el maquillaje… son preocupaciones que no corresponden a su edad. Ya me las imagino a los 20 años haciéndose cirugías plásticas y sufriendo porque, probablemente, ya no serán las mismas niñas lindas.


Entre llanto, cansancio, estrés y una vida que no puede pertenecer a ningún niño sano, estás niñas recorren un camino del cual nadie conoce las consecuencias, pero que definitivamente evidencia la tolerancia con comportamientos que afectan a sociedades enteras y la inconciencia que han generado valores impulsados por el consumismo extremo y desmedido.

Es difícil mantenerse cuerdo y centrado en medio de tanta locura, mucho más cuando comportamientos como este se vuelven “normales” y son legitimadas por medios de comunicación que tienen difusión mundial y gran credibilidad.
¿Cómo es posible que no podamos ver que una sociedad con mujeres que piensan y que son equilibradas mental y emocionalmente es más evolucionada que una llena de mujeres obsesionadas por su belleza y por el dinero?

Pobres Barbies, pobres enfermas…

1 comentario:

  1. Absolutamente aterrador y repugnante...ni siquiera puedo expresar bien lo que me genera... la contradicción de la lucha por "mejorar el mundo", me encanta lo profundos y trascendentales que resultamos ser los seres humanos después de tantos años de "evolución"...a esto es lo que llamamos liberación femenina....¿Liberación de qué?...da asco...sencillamente me quedan cosrtas las palabras.

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